LA BAILARINA EN CUENCA
sábado 27 de noviembre de 2010Veintitantos negritos, y una bailarina de lo más solicitada:
Eran las 6, la hora de la presentación, y me temía lo peor, que, como en la novela de Agatha Christie que después comentamos, al final, no quedara ninguno, salvo José Ra, mi familia y el que teclea.
Cinco minutos después, empiezan a llegar los primeros incondicionales, con la ya legendaria Cris Marple a la cabeza, mi buen amigo Miguel Romero (que por cierto estuvo soberbio), Guillermo (que ejerció de Cameraman) y así, poco a poco, el Volado fue llenándose de negritos y el acto fue sobre ruedas.
José Ra estuvo grandioso. Simpático, ocurrente, emotivo, en definitiva, inspirado. Si se descuida tiene que dedicar hasta las novelas de la Reina del Crimen. Se quedó a cero, lo vendió todo, y aún quedaron tres o cuatro con ganas de más, de modo que, amén de a regresar para la feria del libro de Castilla la Mancha, se ha comprometido a mandarme los ejemplares que faltaban. Esta bailarina está la mar de solicitada, ¡ni que se dedicara a hacer piruetas en una barra americana!
Y la tertulia que siguió fue absolutamente antológica. Pusimos a la tía Agatha a caer de un burro, le sacamos más faltas que un tribunal de la Santa Inquisición, y, de paso, nos echamos unas cuantas risas a costa de sus estereotipados personajes ¡no se le puede pedir más a una novelita de doscientas páginas diminutas!
En resumen, fue una prueba fehaciente de que esto marcha, de que la gente responde, y el club de novela negra ha resultado todo un éxito de crítica (total, como la hago yo) y público.
Me pregunto cómo reaccionarán, cuando sean invitados por el club a pasar un idílico fin de semana en una lujosa mansión victoriana sita en una isla cerca de Devon. Y cuantos quedarán para la próxima
Publicado por Las Casas Ahorcadas en 11:09 Enviar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Compartir con Facebook Compartir con Google Buzz
Etiquetas: Cuervos en la ciudad del crímen
Eran las 6, la hora de la presentación, y me temía lo peor, que, como en la novela de Agatha Christie que después comentamos, al final, no quedara ninguno, salvo José Ra, mi familia y el que teclea.
Cinco minutos después, empiezan a llegar los primeros incondicionales, con la ya legendaria Cris Marple a la cabeza, mi buen amigo Miguel Romero (que por cierto estuvo soberbio), Guillermo (que ejerció de Cameraman) y así, poco a poco, el Volado fue llenándose de negritos y el acto fue sobre ruedas.
José Ra estuvo grandioso. Simpático, ocurrente, emotivo, en definitiva, inspirado. Si se descuida tiene que dedicar hasta las novelas de la Reina del Crimen. Se quedó a cero, lo vendió todo, y aún quedaron tres o cuatro con ganas de más, de modo que, amén de a regresar para la feria del libro de Castilla la Mancha, se ha comprometido a mandarme los ejemplares que faltaban. Esta bailarina está la mar de solicitada, ¡ni que se dedicara a hacer piruetas en una barra americana!
Y la tertulia que siguió fue absolutamente antológica. Pusimos a la tía Agatha a caer de un burro, le sacamos más faltas que un tribunal de la Santa Inquisición, y, de paso, nos echamos unas cuantas risas a costa de sus estereotipados personajes ¡no se le puede pedir más a una novelita de doscientas páginas diminutas!
En resumen, fue una prueba fehaciente de que esto marcha, de que la gente responde, y el club de novela negra ha resultado todo un éxito de crítica (total, como la hago yo) y público.
Me pregunto cómo reaccionarán, cuando sean invitados por el club a pasar un idílico fin de semana en una lujosa mansión victoriana sita en una isla cerca de Devon. Y cuantos quedarán para la próxima
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